miércoles, 7 de marzo de 2012

Reviviendo momentos

Oscuros (329 - 330)

Se tapo los oídos. Daniel le retiro las manos
- Y, aun así, en el fondo sabes que es verdad. -le estrecho las rodillas y la miro fijamente a los ojos - Lo sabias cuando subí contigo hasta la cima del Corcovado en Rio porque querías ver de cerca la estatua. Lo sabias cuando te lleve durante tres calurosos kilómetros hasta el río Jordan, después de que enfermaras a las afueras de Jerusalen. Te advertí de que no comieras todos aquellos dátiles. Lo sabias cuando fuiste mi enfermera en aquel hospital italiano durante la primera guerra mundial y, antes de eso, cuando me escondí en tu sótano durante la purga que el Zar llevo a cabo en San Petersburgo. Cuando escale la torre de tu castillo en Escocia durante la Reforma, y cuando te hice bailar sin parar durante la celebración de la coronación del rey en Versalles. Eras la unica mujer vestida de negro. También hubo lo de aquella colina de artistas en Quintana Roo, y aquella marcha de protesta en Ciudad del Cabo, en la que pasamos la noche en comisaria. La apertura del Globe Theatre en Londres, donde tuvimos las mejores butacas. Y cuando mi barco se fue a pique en Tahiti, tu estabas allí, igual que cuando estuve preso en Melbourne, cuando fui carterista en el Nimes del siglo 18, y monje en el Tibet. Aparecías en cualquier lugar, siempre, y tarde o temprano sentías las cosas que acabo de explicarte. pero no vas a aceptar que lo que sientes pueda ser verdad.

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